Durante la Guerra de Secesión, tres cazadores de recompensas se lanzan a la búsqueda de un tesoro que ninguno de los tres truhanes puede localizar sin la ayuda de los otros dos. Tuco sabe que el tesoro se encuentra en un cementerio, mientras que Joe conoce el nombre inscrito en la tumba que lo esconde. Mientras tanto, Sentenza no duda en matar a mujeres y niños para conseguir su meta. De esta forma, los tres hombres colaboran en apariencia, pero al final intentarán eliminarse mutuamente.
Fidencio Barrenillo parte hacia Arizona en busca de una vieja mina de plata que perteneció a su bisabuelo. Pero nada más cruzar la frontera es capturado por los apaches con la intención de sacrificarlo. Afortunadamente para él, el jefe de la tribu sufre un terrible dolor de muelas y ordena suspender la ejecución hasta nueva orden. Fidencio ve entonces una clara oportunidad para librarse de la muerte, y cura al jefe indio, convirtiéndose de inmediato en el hijo adoptado de la tribu. Más tarde, viajará hasta el poblado de Hot Dog Springs y se topará con más problemas. Allí le espera el malvado bandolero Pat O´Connor y su banda de pistoleros, que le darán mucho más problemas que los indios.
Aunque este fue puesto como una película de Cantinflas, que aparece sólo en 5 escenas cortas y no juega el comediante que conocemos y amamos. La película está protagonizada por Carlos Orellana, quien se entera de que va a morir pronto, por lo que vive como si no hubiera mañana. Deja caer un montón de dinero en vinos, se pone de pie a su mujer, y se instala todos los problemas a su alrededor. La historia y la actuación son moneda de diez centavos una docena. La caja dice que dura 104 minutos, pero es sólo el 88, y me alegré de ver que termina ahí.
En 1916, un general revolucionario regresa en compañía de sus tropas y de un licenciado a su pueblo, donde lo reciben con grandes fiestas. Mientras el general se interesa por la joven Chabela, un lugareño, Tejón, y el bigotón Procopio, lugarteniente del general, se disputan el amor de la rancherita Chole...
En un mismo día, son dejados en la puerta de un asilo de monjas, con cartas, los bebés Carmelo y Adriana Águila, hijos de rica familia y Polito Sol, hijo de pobres. Pasados doce años los niños huyen del lugar y crecen juntos hasta convertirse en un trío inseparable, ganándose la vida en la calle […]
Al morir su madre, los hermanos José Francisco y Eulalia, junto con la huerfanita Cruz, pasan a ser cuidados por la lavandera Ángela y el borrachín Florentino. José Francisco crece junto a Felipe, el hijo de don Rosendo, patrón del Rancho Grande y cuando éste muere, José Francisco es nombrado capataz por su amigo Felipe. La unión entre ambos se refuerza cuando José Francisco es herido de un balazo al tratar de salvarle la vida a Felipe y éste, a su vez, dona sangre para una transfusión a la que se debe someter su amigo y salvador. Sólo una cosa amenaza a su amistad: José Francisco se ha enamorado de Cruz y Ángela está dispuesta a venderle a Felipe la honra de la joven para obtener el dinero preciso para celebrar el matrimonio de Eulalia.
Dos años después de la invasion de Noruega por los nazis, los habitantes de un pequeño pueblo pesquero esperan la llegada de armas para iniciar la revuelta contra los alemanes. Karen Stensgard, la hija del médico del pueblo, y Gunnar Brogge, un pescador que pensaba combatir a los nazis desde Inglaterra, serán los jefes de la sublevación.